viernes, 4 de noviembre de 2016

LAS GEMELAS

Cuenta la leyenda que hace muchísimo tiempo había dos hermanas gemelas. Estas hermanas, a pesar de tener los mismos rasgos, se diferenciaban bastante bien.
Una poseía largos cabellos dorados; mientras que la otra tenía una extensa melena plateada.
No solo eran contrarias en su aspecto físico, también lo eran de carácter. Una alegre y dicharachera; la otra seria y silenciosa.
Una mañana, como de costumbre, la espesa niebla cubría el valle en el que vivían estas muchachas, pero aquel día no era un día cualquiera, sino que era su cumpleaños. Se levantaron visiblemente emocionadas. Se dirigieron hacía la cocina donde se hallaba su abuela, el único pariente que tenían.
Encima de la mesa había una apetitosa tarta que parecía haber sido hecha a mano y que aguardaba a ser devorada.
La dulce abuelita se acercó a sus nietas algo temblorosa. Las abrazó y susurro unas palabras en sus oídos. Parecía estar despidiéndose de ellas. Fue entonces cuando tuvo lugar un hecho insólito a la par que mágico.

La anciana había colocado algo que parecían simular ser dos velas encima de la tarta, una para cada hermana. Las gemelas, con una sonrisa en los labios, llenaron sus pulmones y soplaron para apagarlas. El aire comenzó a salir lentamente a través de sus labios, y fue en ese preciso instante cuando las hermanas comenzaron a transformarse en polvo. Un brillante polvo dorado, y un brillante polvo plateado, que ascendieron hasta el cielo llevándose tras ellos la niebla que cubría el valle. Un polvo que dio lugar al sol, y a la luna, y que nunca más dejó que la niebla bajara para cubrir aquel lugar.