martes, 27 de junio de 2017

EL CASTILLO SIN SOMBRA

María Iruela
Fotografía: María Iruela
Era una alargada torre alzada sobre un campo llano, camuflada en la roca y alejada de todo. Sin embargo, aquella torre tenía una gran peculiaridad y es que nunca tenía sombra. Este hecho, como no podía ser de otra manera, contaba con una leyenda. Un día, hace mucho tiempo, en aquella torre vivía un rey, sin duda, era el más valeroso de todos los tiempos, lo que le había llevado a ganar innumerables batallas. Pero dicho rey tenía un gran defecto: la avaricia. Entre las torres del castillo se acumulaban montañas de monedas de oro, y toda clase de lujos; mientras él guardaba todo esto como si fuera su mayor tesoro, las gentes de su pueblo vivían en la más absoluta miseria. Una mañana, envuelta en viejos harapos y deslumbrada por el brillante sol, una mujer llegó hasta las puertas del castillo, pues había estado caminando tres horas desde el pueblo. Ella estaba gravemente enferma, al igual que la gran mayoría de los aldeanos ya que no tenían dinero para alimentarse. La mujer le rogó   que ayudara a su pueblo, tan solo una pequeñísima parte del oro que tenía podía salvar a toda la población. El rey, muy ofendido trató de expulsar a esta extraña del castillo sin tan siquiera considerar su propuesta. Cuando la mujer se hallaba en la puerta, antes de marcharse le lanzó una maldición.  Para ella, el rey carecía de alma y corazón, pues su avaricia le cegaba por completo, así que ella juró que haría lo mismo con el castillo, arrebataría la sombra de este. Además, condenó al rey a ser eterno y no poder salir nunca del castillo, haciendo que todo el oro que poseía perdiera su valor por completo. Este, se puso tan furioso que acabó enloqueciendo; al principio le suplicó a la bruja que le devolviera a la normalidad, y ella y a cambio recibiría lo que había pedido, pero esta, desconfiada y conociendo las verdaderas intenciones de su majestad, no le ofreció una segunda oportunidad. Pasaron los años, y a ojos de todos, el rey y no existía, pues era un viejo loco atrapado en una torre; poco a poco, los altos muros fueron quedando abandonados, pues todos se habían marchado.

Hoy en día, el castillo continúa sin tener sombra, y aquel avaro rey se encuentra atrapado dentro de este, rodeado de monedas, pero totalmente solo.